Poesía

Contra la pared.

Demasiadas noches usé el peine para peinar el daño,
el sordo golpe asido al cabello de mi madre,
contra la pared, contra la ironía del papel pintado;
la familia era una bestia revolviéndose
ante mis ojos, y mis ojos la matriz de la fecunda
morada donde todo lo que duele tiembla.

Sostuve el peine para ti, y peiné la desolación
con la misma raya de la aridez
que frecuentaba la contención de tus lágrimas.

Sí, demasiadas noches alimentamos la severidad,
juntos restituimos el semblante del maltrato
mientras la mano oronda de dañarte, roncaba y eructaba.

Demasiadas noches en tu cabeza, fuera de un corazón
ocupado con dolor y rabia, con su forzada vigencia.

Y nadie más que nosotros lo sabemos.
Por eso, tú eres mi madre, y yo tu verdadero hijo.